Sólo unas pocas características son realmente mesurables, y de éstas, sólo algunas son biográficamente estables y acompañan al sujeto a lo largo de toda su vida activa.
Jobfidence® ha sido diseñado específicamente para medir estas características que a usted le interesa conocer.
Lo que se mide es el dominio de habilidades numéricas y verbales de uso común. Éstas son el resultado de un largo -proceso formativo que se prolonga más allá de la etapa escolar. Son imprescindibles en todas las actividades que requieran capacidad de adaptación, adquisición de conocimientos y/o comunicación: puestos directivos, administración, ventas, desarrollo, planificación.
El área “inteligencia organizativa” mide la capacidad de pensamiento analítico y combinatorio. Esta capacidad es particularmente importante en los puestos de trabajo que requieren la resolución de problemas complejos y multidimensionales. Con Jobfidence® es posible predecir con seguridad la capacidad de un sujeto para realizar tareas de planificación, desarrollar estrategias nuevas y resolver problemas abstractos.
Lo que se mide es la capacidad del sujeto para prescindir de hábitos y prejuicios en situaciones decisivas. El sujeto ¿utiliza preferentemente vías y posibilidades de solución conocidas o, por el contrario, busca hasta encontrar vías alternativas y soluciones nuevas? Aferrarse a lo conocido o efectuar cambios rápidos puede tener consecuencias tanto positivas como negativas. Por eso es tan importante conocer con exactitud las características concretas del puesto de trabajo.
El rendimiento viene determinado por factores motivacionales individualmente variables, que el sujeto incorpora en la infancia temprana. ¿El sujeto concede prioridad a la consecución de un resultado concreto alcanzable a corto plazo o, por el contrario, lo que le interesa es que su trabajo sea una fuente de satisfacción? Ambos tipos de motivación pueden conducir al éxito, dependiendo, naturalmente, de las características de las tareas encomendadas.
Lo que se mide es la capacidad para rendir en el trabajo y solucionar conflictos en situaciones de estrés motivados por las relaciones con los compañeros y/o superiores. El estrés causado por presiones psicosociales reduce la capacidad de rendimiento de las personas particularmente sensibles. Sin embargo, esa misma sensibilidad es también un prerequisito imprescindible para aquellas tareas que exigen una cierta capacidad de percepción social. Por el contrario, también hay personas que apenas se ven afectadas por las presiones de tipo psicosocial. La medición refleja la capacidad del individuo para afrontar las situaciones de estrés. Dicha capacidad puede ser más o menos favorable dependiendo de cada situación laboral concreta.
La planificación y las acciones resultantes están determinadas por los objetivos que se pretende conseguir. La reacción de las personas ante situaciones y/o dificultades inesperadas es muy variable: para algunas personas, el más mínimo obstáculo es motivo suficiente para considerar seriamente la posibilidad de “tirar la toalla”. Otras, por el contrario, “se crecen ante los problemas” y no dejan de luchar por la consecución de sus objetivos, incluso aunque ello suponga adaptarse a situaciones totalmente nuevas. Ambos tipos de conducta pueden comportar ventajas y/o riesgos importantes, dependiendo de las exigencias de cada puesto de trabajo.
